27 julio, 2011

El Otro Joven y Lupus


Mientras andaba a trote por aquel parque de pasadisos a cuadros negros y blancos, podía ver a los hombre tan audaces que montaban en sus carros y marchaban rápidamente a sus trabajos. La mañana era gris, como todas las noches en Lima, la playa estaba desolada, la neblina semi espesa y mi ansia de seguir a trote se volvía cada vez cansado. Lupus me acompñaba en el hombro derecho, bien sentado con sonrisa ligera, cuál capitán en su barco. L a verdad es que no sbaía cuál era el propósito de esta aventura propuesta por él, ya que la playa lo miraba desde mi cuarto, desde las persiones, o quizás quería que hiciera ejercicio, en fin.

Cerca de las 8 y el frío no se despedía, al contrario se aferraba al faro al igual que la neblina. Mi trote se volvía más lento y yo cada vez más observador, Lupus en mi hombro reía de  mis estados de ánimo, yo no lo entendía.  "¡Galleta!", "¡Pelota!", cambié la mirada ane aquellas palabras y no era más que una niña con sus dos perritos que jugaban cerca de mí, uno era cocker spaniel de color caramelo y el otro un sahueso con manchas marrones, como el de los dibujos de la warnner bross. Pase de largo ante aquel espectáculo canino y su dueña para seguir con mi ya agotado trote.

Ahora pasaba ante mí un desfile escolar, con las movilidades bien cargadas de niños y maletines de colores, creo que mi mirada se perdio por un buen tiempo ante aquellos buses que cuando volví en sí vi a una niña saludarme desde la ventana de uno de los vehículos, yo respondí levantando mi mano sin saber nisiquiea quien era. Me aleje de el pasadiso de cuadros negros y blancos y decidí sentarme a esperar algo de la vida, alguna vez lo había leido en "Mafalda" el libro de Quino, dispuse a reirme de sólo ver lo que hacía, "esperar algo de la vida". Sentado en medio de la neblina sólo podía traerme recuerdos de mis amigos, de mis sueños, de pilsen, de coqueta, de colita que eran algunos canes que alguna vez tuve.

La neblina me recordaba el porqué de aquella caminata tan necesaria, el porqué me quedé parado en su puerta sin poder decir nada, el porqué vi a una niña igualita que lupus en el hombro de ella, el porqué sólo me entrego las cosas y me despidió con la mano, el porqué la caminata con mi hermano se volvió aburrida, sin palabras y confusa; smplemente caminaba para saber el motivo de aquellas reacciones algo torpes en las actitudes de ella y de él .

Lu´pus miraba a la neblina, como si esperara que alguien apareciese de en medio de la espesura blanca. Tic toc, tic toc, sonaba reloj que me había comprado, tic-toc y sin motivo alguno para tomar premura de algo, tic-toc y lupus seguía atento. Mi rostro estaba caído, mis energías también; simplemente ya no quería correr, ya no, ya no.

fotografía por: ninereeds-DA

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