01 diciembre, 2010

El joven y Lupus

18:00 horas
-Quizás esté dolido, pero siempre hay un tiempo para todo tipo de estado, empezaremos a buscar aquello que tanto me llamaba, no sé  quizás me inscriba en algo y a esperar que todo acabe. Menos de dos meses y podré desaparecer y sé que me dará otra oportunidad.- Mira de reojo a aquel ser. -¿Quién? La vida pues amigo, ¿Aún lo eres no?osea ¿Aúen eres mi amigo verdad?- Vuelve en sí mirando a la ventana y suspira, una suave melodía pero cruda a la vez empieza a sonar.- Sabes que esa canción tiene toda la razón- vuelve a mirar a su compañero y este último sigue sin hablar -¿Por qué?- El muchacho se deja llevar por la melodía...
"Nunca te pude soñar, nunca te pude perder, pues nose pierde... lo que no tienes...pues no se tiene... lo que se fue.Y hoy deseo... que tu aire puro,solo te juro que no te pegue la cara al viento.Juro que yo no te necesito y nunca mi alma entregue. Nunca perdí la razón contigo y ni una lágrima de mis ojos por ti jamás va a caer.Juro que yo no te necesito nunca te necesite... nunca te quise con todo el alma y nunca mi alma entregue.Nunca perdí la razón contigo nunca te pude querer... y ni una lágrima de mis ojos nunca te necesite...nunca te quise con todo el alma nunca te pude querer... por ti jamás va a caer."  **
-Por eso mismo, porque nunca se pierde lo que no se tiene, porque no la necesito.- El silencio vuelve a retumbar el cuarto y entre pequeños suspiros y trago de llantos se escuchan lo que parece unas últimas palabras - No amigo, nunca la quise, esa es la verdad.
El rostro del joven cae, se recuesta al costado de su laptop blanca, la habitación vacía y el fiel amigo sentado en la repisa mirando y desviando su vista a la ventana que daba a la calle costera de la ciudad. La noche se apresuraba y el muchacho seguía  recostado, vencido, definitivamente lo que había leído en la red lo había ganado. Lupus cambió su visión a la pantalla del ordenador; en la esquina inferior derecha el reloj marcaba las 19:00 horas. la puesta de sol había cubierto al muchacho a Lupus y a toda la ciudad.

20:00 horas.
La nana lo llamaba toda desesperada, tocaba la puerta con mucha fuerza; la laptop seguía sonando y el muchacho no abría. -Pero si el joven sigue adentro, no a salido o ¿si?- dijo la nana preocupada - No vaya a ser que si le grito se enfade. La verdad no estoy en la edad para estar aguantando a muchachos engreídos, si no quiere salir a comer que salga cuando tenga hambre.- Cuando acabó su discurso con el perro este parecía que le entendía todo lo anterior y dejó de ladrar. Ambos se dirigieron a la cocina a preparar las cosas para los padres del joven que ya estaban en camino.

La laptop seguía sonando y en el cuarto Lupus se recostó cerca de su amigo, sentándose en el teclado y apoyando su pequeña cabeza en los cachetes del chico. La maquina ya se iba a apagar, en la pantalla aún se mostraba la última página visitada, esta mostraba lel estado del perfil de ella y comentarios añadidos que cada vez iban aumentando. Todas las personas escribían con sorpresa en respuesta a la chica, "Hay cosas las cuales son mejor ocultarlas, donde las llamadas acortan distancias, un adiós menos doloroso. Los quiero gordis, siempre los recordaré". El último mensaje enviado por la chica a su perfil mostraba la hora de su vuelo, sin lugar de destino, "Salgo a las 17:50 horas, no se preocupen llamo cuando llegue. Besos" 

La maquina se apagó, nadie molestó al muchacho, sus padres aseguraron que estaba cansado y debió de haberse dormido. Dejaron el plato servido en la mesa del comedor y así se había quedado hasta el amanecer. Lupus, como siempre había sido, lloraba en los cabellos del muchacho: su amigo inseparable estaba dolido pero no  debió de ser así. El chico ya lo había dicho, "no pierdes lo que no tienes" y ahora se hacía cada vez mas distante, era mejor que ella se fuera, por así decirlo Lupus creía que era lo ideal. Oportunidades perdidas y recuerdos viejos no eran la mejor salida, sólo quedaba tragarse la soga gruesa y larga como lo hacía el pequeño amigo. Mientras el abrazaba con sus deditos los cabellos del muchacho hasta que pare su llanto, aquel que no salía y quedaba dormido por tiempo indefinido.

*imagen por:

TibbettsII

**(escuchar canción)

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