29 noviembre, 2010

Tu canto amargo

Hoy lo vi y estaba llorando, "jugando a las escondidas"-pensé. Pero no, él lloraba, se frotaba los muslos demostrando una mezcla de nerviosísmo y ansiedad. Sus ojos rojos y cansados me decían que esto había ya empezado horas antes. Su cansado hipar entre cada sonido que emitía me decía que no era algo pasajero, mi chiquito frágil, mi "Lupus", también sufría.  Yo me sentía ansioso a que me hablaras, a que me contaras lo que te mortificaba, a que me dijeras una palabra, quería que sepas que ahí estaba yo, que por favor no me ignores. Todo eso quize decirte, pero no pude; del sólo verte quería abrazarte luego callarme y contemplarte.

Creo que tú sentiste mis pensamientos, porque reaccionaste a ellos sin hablar, sólo sonriendo y tranquilizándote, fingiendo un gesto para no preocuparme ni mortificarme. Eso fue totalmente distinto a lo que yo esperaba, simplemente ya no te doblabas y te alejabas del pote de goma y te acomodabas deneuvo al borde de la repisa del medio. Eso me molestaba, me daba rabia y no podía creer que existieran personas o seres como tú que no dejan salir sus emociones, sólo pedía que porfavor hablemos porque no te podías comer tu canto amargo.

Nos miramos tratando de cincronizar, yo de ver tu frágil cuerpo después de aquella triste balada, mientras tú abrzabas mi dedo y soltaste tu primera estrofa-"No te preocupes, yo soy de aquellos seres que no cuentan sus cosas, sólo calla y luego cuando me..."- No te dejé terminar, apreté tu cuerpecito a mi rostro y tu balada volvió a mí. Sabía que algún día escucharía tu voz, no de esta manera, pero eso sí de ahora en adelante podías decirme algo; consejos, baladas, nosé, sólo cualquier sonido que me recuerde a tí. Desde entonces tu canto amargo se volvió una feliz melodía, porque por fin había escuchado a tu alma. Por tu alma me calmó, me habló, aunque claro tu finjas ahora tódo, yo lo gozaba, era ¡Una victoria una alegría!

No hay comentarios: