30 diciembre, 2011

El joven y Lupus que busca cambiar.



Es entonces que me siento en la banca negra del jardín, cojo unas hojas caídas, y contemplo al sol. Inicio del verano le llaman algunos, yo ahora quiero tomar fotos desde la ventana, y ver como el frio tan ilustrado se marcha. Lupus ya no sale con frecuencia, eso es extraño ya que el adoraba ver salir el sol desde su repisa. Ahora se preocupa más por las cosas que planea para el futuro, le preocupa la independencia. El quiere retirarse de la repisa, bajar y probar poco a poco ser absorbido por el sistema.

Lupus está cansado, yo le digo que es vacaciones que la labor de estudiante ya acabó, pero su cansancio aún no. Sus ideales ya no son explotados, el soñaba con canciones a la luna, con producir emociones en las personas, soñaba con jugar en la repisa e imaginar un gran lugar donde pueda vivir. Ahora solo está consternado con la idea de superarse cada día, quizás no con aquello que lo apasiona, pero sí con aquellas cosas que cree que es lo mejor.

Las canciones que escucho ya no son las que lo alegran, nuestros gustos varían, sus otros amigos también lo notan extraño. Otros como el vienen y me preguntan que le ocurre mas yo  no sé que responder.Me quedo mirándolo y ya no puedo bajar al malecón y ver a los niños en las calles ni las cometar, ¿Será que el estado de Lupus me está contagiando?

Por eso ahora ando en la banca negra, esperando que algún milagro ocurra, esperando que Lupus tenga razón. Puede que sea lo mejor, pero aveces siento que lo ahce para demostrarse a sí mismo de muchas cosas. Dejaré entonces que el verano llegue, que nos ponga una pausa y amanse las relaciones de todos. Lupus, recuerda que te estaré esperando en tu repisa, vuelve a cambiar el entorno de ese color púrpura singular.

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